Competencias digitales para las profesiones del siglo XXI

La programación y la robótica permiten el desarrollo de competencias y habilidades de tipo cognitivo, social y relacional. Se trata de capacidades que serán cada vez más demandadas en el mercado laboral por lo que deben empezar a considerarse como esenciales en los currículums académicos de los más jóvenes. Su principal potencial recae en la posibilidad de experimentar con ideas y conceptos de una forma sencilla y efectiva, dejando espacio a la creatividad y fomentando el diseño de secuencias lógicas que buscan dar respuesta a una determinada necesidad, es decir, el pensamiento computacional.

Si a esto le sumamos la generación de contenidos, el manejo de herramientas para el diseño, el modelado y la impresión de objetos en 3D, tendríamos como resultado la capacidad de imaginar y materializar recursos y objetos, es decir, nos convertimos en potenciales creadores tecnológicos, un perfil cada vez más demandado que, además, dota al usuario de más confianza y seguridad a la hora de explorar su propio potencial y sus habilidades.

La metodología más adecuada para iniciarse en este tipo de tecnologías es el autoaprendizaje, las demostraciones y las aplicaciones prácticas guiadas basadas en la filosofía DIY (do-it- yourself), permitiendo que cada usuario explore y cree con libertad y apoyo en base a sus intereses o motivaciones.

Esta metodología desarrolla la creatividad y posibilita que se desarrollen proyectos concretos.

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Proyectos de innovación social

La innovación social pasa por la identificación de necesidades concretas a las que, bajo las premisas de la creatividad, la colaboración, el diálogo y la cocreación, surjan iniciativas capaces de aportar soluciones nuevas que, en nuestro caso, tendrán un importante componente digital. En este sentido, la puesta en marcha de proyectos de innovación social cumple con varios objetivos: mejorar la capacitación digital de la ciudadanía, favorecer su implicación en procesos participativos para la identificación de necesidades, fomentar dinámicas de colaboración e impulsar el uso de plataformas y herramientas digitales. La combinación de estos elementos da como resultado un ecosistema abierto a la participación, la innovación y la cohesión del territorio, mientras avanzamos en el proceso de empoderamiento digital de las personas.

En este sentido, los Nuevos Centros del Conocimiento se convierten en los LivingLabs del territorio, entendiendo que estamos en espacios de referencia en capacitación digital, abiertos y propicios para la puesta en marcha de iniciativas ciudadanas basadas en tecnologías digitales.

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